a veces te veo así
con ojos sin reflejo
con voz de guitarra
llorando en medio de un ladrillo
tu rostro
con la amplitud y profundidad del mar
en sintonía con el viento de los riscos
terminante,
frío y caluroso,
sin un ápice de rendición
amueblado,
encadenado,
pero con el espíritu más libre de los libros
me escribiste por última vez hace dos días
me editaste, vendiste y prendiste fuego
tu grito fue la última nota de mi canción póstuma
nadie ha dicho nada
Publicar un comentario